La preocupación por la pureza de la miel, sin adulterar y 100% natural lleva a muchos consumidores a buscar información en internet y redes sociales para comprar más seguros.
Y si bien hay que reconocer que es muy positivo este interés por conocer mejor los productos que compramos, también es cierto que hay que tener cuidado al elegir dónde informarnos. Porque los mitos y la información sobre la miel no siempre está ajustada a la realidad y puede llevar a confusiones.
Recientemente nos comentaba un cliente que había encontrado una serie de consejos para comprobar en casa si la miel era pura o adulterada. Como es un tema que nos afecta tan de cerca, le pedimos que nos los contara.
Sobre la pureza de la miel
El primer consejo, con el cual no podemos estar más de acuerdo, era leer la etiqueta del tarro de miel. Es algo que os explicamos con detalle hace un tiempo en este mismo blog (aquí podéis leerlo de nuevo) y que da muchísima información sobre el producto.
En esas indicaciones para saber si la miel era pura, sacaban de nuevo el tema de la cristalización de miel, pero llegaban a afirmar que si la miel no cristalizaba, tenía altas probabilidades de ser adulterada. Eso no es del todo cierto. Como os contamos aquí, la cristalización es un proceso natural de miel y sí, es un indicador de pureza de la misma. Pero ya os explicamos que hay mieles de gran calidad que no llegan a cristalizar. Y no por eso dejan de ser puras. La regla no cristaliza = es miel adulterada no tiene por qué ser siempre así.
Y después empezaban los experimentos o “trucos” para detectar en casa una miel adulterada y comprar la pureza de la miel. Por poner el ejemplo más fácil:
- Mete una cucharada de miel en agua y si se disuelve, no es pura. No podemos simplificar las cosas así. Cada tipo de miel tiene su textura, su humedad. La de brezo por ejemplo es mucho más espesa, con menos humedad, tarda más en disolverse; pero una miel de romero se disolverá antes porque tiene una textura más líquida, tiene menos densidad y eso no quiere decir que la miel de romero sea de peor calidad. Simplemente tienen diferentes características.
Quemar la miel, echarle yodo… los consejos cada vez eran más surrealistas. Experimentos que no tienen en cuenta las peculiaridades de cada tipo de miel. En realidad, solo un análisis de laboratorio podría asegurar de manera totalmente fiable la composición de una miel y su pureza.
El aroma, el sabor, la textura… son 3 factores reconocibles de una miel de calidad. Y siempre teniendo en cuenta que los productos naturales, como nuestra miel de Zamora, nunca son exactamente iguales. En los últimos años el mercado tiende a ofrecer a los consumidores productos muy homogéneos, siempre exactos. Y en el mundo artesanal esto no es así. Respetamos las características de cada producto, y cada cosecha de miel tiene sus peculiaridades en cuanto a sabor y color. ¿Hay mejor prueba que esto de la pureza de un producto?