La ONU estableció el 20 de mayo como el Día Mundial de las abejas con el objetivo de concienciar a las personas de la enorme importancia que tienen estos insectos polinizadores y las amenazas a las que se enfrentan.
Las abejas (y otros polinizadores) permiten la reproducción de muchas plantas, incluidos los cultivos para alimentación. De ellas depende la polinización natural de más del 75% de los cultivos alimentarios y el 85% de las plantas de todo el planeta necesita a las abejas (directa o indirectamente)
Dependemos de los polinizadores para la conservación de la biodiversidad. Sin las abejas, sufriríamos una gran crisis alimentaria; sin la polinización no existiría el alimento que mantiene vivas a las especies herbívoras quien, a su vez, mantienen vivas a las especies carnívoras y omnívoras.
Se atribuye a Einstein la frase: “Si las abejas desaparecieran del planeta, a los humanos solo nos quedarían 4 años de viva”. No sabemos si realmente él hizo esta afirmación, pero lo que sí sabemos es que hay que proteger a las abejas.
Amenazas para las abejas
Son consideradas los insectos más antiguos de la Tierra; hay una gran variedad de especies de abejas y están presentes en todos los rincones del planeta excepto en la Antártida. Y en la actualidad, se enfrentan a una gran amenaza por la utilización sin control de pesticidas, insecticidas, fertilizantes químicos… Y también por la deforestación, los incendios forestales, la contaminación…
El cambio climático y el daño continuado que estamos haciendo al medio ambiente ponen a las abejas en peligro de extinción. La población de polinizadores ha descendido de forma preocupante. Mueren muchísimas abejas cada día y es hora de parar esta tendencia.

20 de mayo: Día Mundial de las abejas
Se eligió el 20 de mayo porque coincide con la fecha de nacimiento de Anton Janša, un apicultor que en el siglo XVIII (nació en 1734) fue todo un pionero en las técnicas de apicultura en Eslovenia y fue un gran defensor de las abejas y de su trabajo.
Cada 20 de mayo se refuerza el mensaje de que es necesario proteger a las abejas y recordar que dependemos de ellas y de otros polinizadores. También que hay que parar la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas.
Y entre las acciones y medidas que podemos tomar para ayudar a las abejas está la siembra de plantas variadas, flores locales y vegetales; comprar miel a los apicultores locales; consumir de forma responsable; evitar el uso de pesticidas, insecticidas y venenos en los huertos y campos…
Por supuesto, agricultores y apicultores también tenemos mucho que hacer en este terreno. Y los gobiernos deben elaborar estrategias que promuevan el cambio y protejan a las abejas porque, como hemos visto, sin ellas nuestra vida no sería tal y como la conocemos.